Mi bella dama.

Siquiera las aguas del naufragio pueden  
reflejar en ellas el brillo que tus ojos  
iluminan, pues de ellos emergen más  
destellos que los aros que en Venus  
habitan, dejando opacas aquellas  
constelaciones que el hombre idolatra.  
Muchas ocasiones he expresado tu  
impotente presencia ante el universo y  
realmente es imposible no mencionarlo ya  
que ante ti su presencia es insignificante,  
como un grano de arena en medio del  
desierto, como una gota en el océano,  
como un girasol en pasto simple.  
Quisiera llegar con mis versos el poder  
enriquecer tus sentidos y expresar en mi  
lírica lo que en mi corazón tu amor hace  
sentir que mi recitar sea merecedor de tu  
belleza sin igual.  
Bella dama, única, perfecta, excepcional.

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