Gracias.

 Tu esencia transformó mi mundo, un nuevo amanecer,
con guía y amor, aprendí a ser y también a querer.
De la vida me enseñaste, su belleza y su rigor,
y en cada desafío, me diste fuerza y valor.
El universo en una flor, me lo llegaste a mostrar,
y en la noche silenciosa, del creador me hablaste al pasar.
Con paciencia y dedicación, un refugio lograste construir,
un lugar de sueños, a donde siempre puedo huir.
Por las lecciones impartidas, por tu corazón sin igual,
te doy gracias infinitas, eres mi canción vital.
En cada paso que avanzo, llevo tu sabiduría,
tu amor es el faro que guía, mi noche y también mi día.